Con el fallecimiento de Francisco Franco (20/11/1975), finalizaba una época de dictadura que duró 36 años aproximadamente. Franco, nombró al futuro rey, Juan Carlos de Borbón, cuando éste tan solo tenía 37 años, sucesor suyo considerándolo como la mejor garantía para la continuidad del régimen. Este régimen tenía ciertas características como: la concentración de poderes, la ausencia de derechos y libertades, el control de la información y la religión católica obligatoria.
Pero la verdad es que el máximo representante del franquismo, Francisco Franco, se equivocó, y Juan Carlos de Borbón apostó por una monarquía constitucional y parlamentaria. En aquella época, eran impensables las intenciones que tenía el Rey: nombró a Adolfo Suárez nuevo presidente del gobierno en el mes de julio de 1976, el cual provocó desilusión y rechazo en los sectores pseudo-reformistas y rupturistas. Sin embargo, con este nuevo nombramiento daba comienzo a una nueva etapa en la transición con un cambio de política.
El principal objetivo del nuevo proceso político es que éste fuese controlado radicalmente desde el Gobierno. Pero en un principio existía un grave problema, puesto que Adolfo Suárez tenía una gran carencia en este campo, pero lo cierto es que el nuevo presidente del gobierno actuó rápidamente y, adquirió autonomía y asumió casi todo el protagonismo, desentendiéndose tanto del Rey como del presidente de las Cortes tomando decisiones por su cuenta como fue la legalización del Partido Comunista de España (PCE), tras la matanza de los abogados de Atocha (24/01/1977) del que más adelante hablaremos.
Desde el comienzo, el gobierno de Suárez tuvo grandes dificultades ya que no tenía los suficientes apoyos y, además, Areilza y Fraga –candidatos a la presidencia- al no ser nombrados nuevos presidentes, mantuvieron una actitud de recelo hacia Suárez. Por todo ello, este último no contaba con gente de confianza que formase parte del nuevo gobierno.
Pese a todas estas dificultades nombradas anteriormente, se fue constituyendo un gobierno lleno de gente joven y poco conocida proveniente del campo demócrata cristiano, gracias a la ayuda del ministro de la Presidencia y vicepresidente del Gobierno, Alfonso Osorio. Gracias al gran compromiso que se tomó en la reforma política por todos los que constituían el equipo del nuevo gobierno junto con Adolfo Suárez, poco a poco, se fue abriendo paso la definición del proyecto político, que éste excluía toda idea de continuismo del antiguo régimen, y se basaba en la democracia, es decir, la palabra era del pueblo, devolviendo la soberanía a la ciudadanía española.
Gracias al gran esfuerzo y trabajo realizado por el Gobierno, entre los años 1976 y 1978, se presentaron acontecimientos muy relevantes en el marco del proceso reformista, como fueron: la Ley para la Reforma Política (noviembre de 1976), las Elecciones Generales (1977) y, la Constitución de 1978.
El objetivo fundamental de la Ley para la Reforma Política era instaurar un nuevo sistema electoral que garantizara la democracia y participación de la ciudadanía. Para ello, el Gobierno acudió, además del dialogo, a uno de los instrumentos fundamentales para su ejecución: los decretos-ley, una tendencia con mayor acogida desde 1976 cuyos objetivos le apostaban a suprimir las instituciones represivas como el Tribunal de Orden Público; la censura de prensa y/o instituciones autoritarias, regular la actividad política por parte de las Fuerzas Armadas, cambiar el sistema electoral haciendo posible la celebración de elecciones generales, etc.
Por otro lado, el Gobierno acogió algunos convenios internacionales con el propósito de aplicar el reconocimiento de ciertos derechos que hasta entonces estaban prohibidos:
- Pacto internacional de derechos civiles y políticos.
- Pacto internacional de derechos económicos, sociales y culturales.
- Convenio 87 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre libertad sindical y protección del derecho de sindicación.
- Convenio 98 de la OIT sobre la aplicación de los principios del derecho de sindicación y negociación colectiva.
Con todo ello, tanto la extrema derecha como la extrema izquierda perdieron su papel en la política, y por ello mismo, el Gobierno tuvo que hacer frente tanto a muchas amenazas y huelgas salvajes que provenían de sectores involucionistas, grupos revolucionarios, nacionalistas radicales, como a acciones represivas por parte de las fuerzas militares, quienes seguían actuando bajo el antiguo régimen militar de la dictadura, contra civiles. Las amenazas más serias eran los de la extrema izquierda y del nacionalismo separatista vasco. Entre los años 1976 y 1982, ETA asesinó a 338 personas en total. Por otra parte, la extrema derecha se pronunció magnificando la existencia de conflictos, y al mismo tiempo, la inseguridad en todo el país, asesinando a 39 personas entre 1976 y 1981. Es de resaltar, que el comando terrorista de extrema derecha autodenominado “Comando Roberto Hugo Sosa”, vinculado a la Alianza Apostólica Anticomunista (Triple A), dirigió el 24 de enero de 1977 un atentado contra el despacho de abogados laboralistas de Comisiones Obreras (CC.OO.) en la calle Atocha nº55, de Madrid, donde murieron cinco abogados (Francisco Javier Sauquillo, Javier Benavides, Ángel Rodríguez Leal, Enrique Valdevira y Serafín Holgado), tres de los cuales murieron en el acto y dos poco después, y cuatro más quedaron malheridos (Dolores González Ruiz –viuda de Sauquillo y que perdió el bebé que llevaba en el vientre-, Miguel Sarabia, Alejandro Ruiz Huertas, Luis Ramos Pardo)
Según Matías J. Ros, en su artículo titulado “La matanza de los abogados de la calle de Atocha” publicado el 7 de marzo de 2010 en Caso Abierto, el objetivo número uno de los asesinos era el dirigente comunista Joaquín Navarro, quien lideraba el Sindicato de Transportes de CC.OO., pero éste había abandonado el despacho poco antes de que los asesinos entraran en él.
El despacho de abogados, aparte de tener abogados expertos en muchas áreas de derecho como: del trabajo, seguridad social, financiero, civil, procesal, penal, etc. También se caracterizaba por: estar directamente vinculado al Partido Comunista de España (PCE), luchar por la libertad del país, crear sindicalismo, y apoyar al movimiento ciudadano surgido en los años 70. Todo esto hizo, que estos años fueran los más difíciles de la época de la transición.
Finalmente, en opinión de Mª Teresa Pérez Picazo (1996: 269), las primeras elecciones democráticas se celebraron el 15 de junio de 1977, donde los partidos de centro fueron los claros vencedores: la UCD (Unión de Centro Democrático), quien representaba a la derecha moderada, con un 34% de los votos, y el PSOE, la izquierda moderada, con un 28,9%. Por otro lado, los grandes perjudicados fueron tanto la extrema izquierda (el PCE, con un 9% de los votos) como la extrema derecha (Alianza Popular, con un 8%). También hay que destacar, que la votación de la ciudadanía favoreció claramente a los “nuevos” políticos como son: Adolfo Suárez, Felipe González, etc. Y dañó a los políticos del antiguo régimen como: Fraga, Carrillo, etc.
Mi estudio se centra en el atentado que puso el grupo de la extrema derecha, Triple A, en la sede de la revista “El Papus” el 20 de septiembre de 1977, donde el conserje murió. La cobertura que hubo o le dieron los demás medios de comunicación (“El Papus”, “Diario 16”, “ABC”, “La Vanguardia”, “El País” y “Cambio 16”) y la repercusión que tuvo en la sociedad.
Como he mencionado anteriormente, no fueron momentos fáciles para la sociedad española, puesto que, existía una gran incertidumbre ya que un año antes, en 1975, se puso fin a 36 años de dictadura con la muerte de Francisco Franco, y su sucesor el rey Juan Carlos de Borbón tomó decisiones, apostando por una monarquía constitucional y parlamentaria, y nombrando a Adolfo Suárez nuevo presidente del Gobierno, que nadie las esperaba.
Cabe destacar que en los años 70 los medios de comunicación eran mucho más escasos que hoy en día. La ausencia de Internet, el escaso número de cadenas de televisión y frecuencias radiofónicas hacían que los periódicos diarios fueran la principal fuente de información de los ciudadanos.
Otro elemento en los medios de comunicación de máxima importancia es el contexto histórico. España llevaba 36 años bajo una dictadura que tenía el control de la información en los medios de comunicación de masas y la población había sido oprimida de la libertad de prensa y del libre acceso a la información durante la mayor parte de su vida.
La prensa escrita, de alguna manera, es un reflejo de la sociedad y sus características que rigen en un momento histórico determinado. Han pasado 35 años aproximadamente desde estos acontecimientos y de la misma manera que la sociedad ha cambiado, la prensa escrita también ha sufrido una variación en su estilo.
F.P.A. (2005) El asesinato de los abogados de Atocha